2. Planificación y fases del transporte sanitario primario

Cuando se organiza un sistema de transporte sanitario es necesario planificar y conocer perfectamente los elementos que van a participar en dicho transporte.
Los elementos principales son:
• El tipo de paciente que va a ser trasladado.
• La distancia a recorrer.
• Los tiempos de los transportes.
• El estado de las vías que van a ser utilizadas (ej.: las carreteras)
• El tipo de transporte que se va a emplear.

Cuando nos encontramos con la realización de un transporte primario o secundario, debemos establecer una serie de fases básicas para la mejor utilización del mismo.
Tenemos por tanto:
1) Activación: desde que se recibe la comunicación de la necesidad de transporte hasta que llegamos al lugar donde se encuentra. Es necesario conocer la información relativa a la situación del paciente, su localización, y el destino a donde será trasladado el paciente.
2) Estabilización: son las actuaciones que se consideran necesarias para resolver o mejorar la situación del paciente antes de iniciar el traslado. Estas actuaciones serán realizadas de forma rápida y eficaz.
3) Traslado: se inicia cuando se instala al paciente en el vehículo y finaliza cuando se llega al lugar de destino anteriormente asignado. La movilización y colocación del paciente en la camilla estará supervisada por personal sanitario experto, que decidirá la forma más adecuada para el traslado, porque tenemos claro que no es lo mismo trasladar a un paciente con un infarto de miocardio que a un paciente politraumatizado.

Cuando tengamos al paciente preparado para iniciar el transporte, deberemos asegurarnos de que:
• La camilla esté bien situada en el raíl correspondiente.
• Sujetar correctamente los equipos de monitorización y de ventilación para evitar que se muevan. Resulta casi obvio comentar, que dicho aparataje siempre estará a simple vista del personal sanitario.
• Colocar los equipos de sueroterapia y de infusión en los lugares destinados a ellos y comprobar su fijación.
• Si se emplean de sistemas de drenaje o sondas vesicales, comprobaremos que los hemos fijado al paciente con seguridad. Por ejemplo, es útil fijar la bolsa de orina a la pierna del paciente para evitar tracciones accidentales que puedan ocasionar lesiones al paciente.
Respecto al modo de conducción, sabemos que se realizará de forma regular y segura, pero además de ello deberemos evaluar la situación del paciente, porque a veces es necesario realizar el transporte a gran velocidad. Esta indicación será facilitada por el personal médico del equipo, pero sin olvidar nunca, la propia seguridad del paciente, del equipo que lo traslada y del resto de personas que pueden aparecernos durante el transporte.
Es importante también la comunicación entre todos los miembros del equipo porque será de gran utilidad que el médico, por ejemplo, informe al conductor o al piloto de alguna maniobra que vaya a realizar, para que dicho personal estén aún más atentos si cabe a su conducción.
Conviene puntualizar, que el transporte sanitario puede ser interrumpido las veces que se considere necesario para realizar las técnicas destinadas a conseguir mayor estabilidad de la situación clínica del paciente y que no puede ser realizadas en movimiento.
Sería importante una buena comunicación con el centro de destino y la central de comunicaciones durante todo el traslado del paciente para así mejorar la asistencia.
Si durante el traslado se produjera el fallecimiento del paciente, deberemos comunicarlo de inmediato al centro de coordinación. El paciente ya fallecido será trasladado al hospital, donde se le realizará la autopsia si es necesario o certificar su muerte y trasladarlo al tanatorio, donde quedará a disposición judicial.
4) Transferencia: el paciente que trasportamos es “entregado” al responsable del hospital de destino. Deberemos aportar toda la información relevante de la que disponemos; normalmente es función del médico el facilitar dicha información, mediante la hoja de asistencia urgente y también de forma verbal para mejorar la transmisión de la información.
La transferencia finaliza cuando el paciente se encuentra en el hospital y el personal de dicho centro sanitario asume la responsabilidad del mismo.
Una vez llegados al hospital se comunicará al servicio de admisión los datos de filiación del paciente, aunque si hay algún familiar, éste puede realizar ese trámite.
5) Reactivación: comienza cuando se ha finalizado la fase de trasferencia y se regresa al lugar base, se prepara de nuevo el vehículo y se repone el material que se haya empleado. Ya estaremos preparados para una nueva activación.
Se deberá recuperar la operatividad en el menor tiempo posible e informar al centro de coordinación de esta situación.
Siempre será de vital importancia tener el vehículo preparado, en perfectas condiciones de limpieza, dotación y funcionamiento.

Es aconsejable, cuando se trata de vehículos con personal sanitario específico (medico y enfermero), que la previsión del equipamiento se realice de forma conjunta con el técnico y/o el conductor para que se familiaricen de la ubicación del material; tarea que será de gran valor práctico durante el traslado del paciente.
Una buena revisión previa de la ambulancia garantiza mayor seguridad en el traslado.

De las fases anteriores, convendría dedicar especial atención a la fase de estabilización, la cual se divide a su vez en otras tres etapas:
Valoración general: cuando nos encontramos al paciente, lo principal es ver su estado general y la patología que presenta para así iniciar las medidas asistenciales de forma rápida y eficaz. La primera actuación será valorar las funciones vitales del paciente, donde incluimos:
• Frecuencia cardíaca.
• Frecuencia respiratoria.
• Tensión arterial.
• Temperatura.
• Saturación de oxígeno.
• Escala de valoración de Glasgow.
• Estado de las pupilas.
• Diuresis.

Actuar/comprobar las siguientes circunstancias (por el orden que enumeramos a continuación):

– La vía aérea, con atención a la columna cervical en paciente con traumatismos. Si está inconsciente, se deberá colocar una cánula de guedell, se preparará el ambú y se tendrá preparado el instrumental de intubación. Se deberá tener preparado el aspirador.
– El control de la respiración y de la ventilación: conectar la bombona de oxígeno o el equipo de ventilación mecánica cuando sea necesario. Es útil colocar el pulsioxímetro.
– El control circulatorio y de las posibles hemorragias: es de gran ayuda colocar el monitor al paciente para valorar de forma continua su situación cardíaca.
– El control de la fluidoterapia y los medicamentos administrados.
– Rápido y eficaz examen neurológico: donde se incluye el nivel de conciencia, la reacción de las pupilas a la luz, la apertura de los ojos y la respuesta motora y verbal.
–Valoración detallada: se basa en conocer con mayor exactitud la situación del paciente, y para ellos podemos preguntarle a él mismo (si se encuentra en condiciones de respondernos de manera fiable), o a los familiares o personas que se encontraban en el lugar.

Sería de gran utilidad disponer de la historia del paciente, de sus últimas analíticas, de un electro-cardiograma reciente, de si es alérgico a alguna sustancia,etc.

Revisado todo ello, volveremos a evaluar al paciente y las medidas asistenciales que hemos realizado.
Preparación: se trata de la correcta movilización del paciente hasta el vehículo que lo va a transportar. Se colocará al paciente en la camilla de forma correcta y se conectarán todos los aparatos y dispositivos necesarios.

Durante el traslado, si la situación del paciente lo permite, el médico irá confeccionando la historia clínica de urgencias, donde figurarán todos los datos destacables del paciente, incluyendo desde la recogía de datos inicial de su historia sanitaria hasta las incidencias durante el traslado; tampoco faltarán todas las medidas farmacológicas y técnicas aplicadas y las constantes vitales de paciente en varias situaciones.

Es importante mencionar, que las técnicas que se crean necesarias durante el traslado se realizan de la manera más segura para el paciente con el vehículo parado. Esto deberá realizarse así a no ser que nos encontremos con un paciente con una situación vital extremadamente crítica donde lo mejor sea llegar rápido al hospital de referencia y donde las medidas a realizar por el equipo que lo traslade no sean eficaces.